El punto
de partida para comprender las implicancias del Teatro es la aceptación de que
originariamente se encuentra al servicio de lo religioso; y toda acción ritual
comprende una representación: entonces religión y expresión artística se funden
en una sola cosa.
La
Tragedia se alimenta en todas las raíces del espíritu griego, pero su raíz
fundamental la encuentra en el mito.
Ciertos
ritos que se encuentran relacionados con la fecundidad del suelo poseen las características
del misterio orgiástico. En Grecia, el culto orgiástico más importante será el
de Dioniso y de allí se originará la Tragedia.
Entre
los griegos la religión se concebía en forma nacionalista debido a la noción
que poseían de los dioses. El arte se vuelve imprescindible en cuanto que el culto debe ser motivo de placeres
públicos. La polis, se caracteriza por su especial preocupación por lo
estético.
Y
en la poesía fue la epopeya el primer medio utilizado para dar la perspectiva
de esta religión. Homero ofrece una imagen característica e individual de los
dioses que son concebidos a imagen y
semejanza del hombre, poseen pasiones y sentimientos humanos.
Con
Hesíodo comienza a aparecer la idea de un gobierno moral del mundo, así la
imagen de la divinidad guardiana de la
justicia se produce en el mismo momento en que se codifica el derecho.
La
poesía poshomérica se convierte cada vez más en la vigorosa expresión de la
vida espiritual presente en el orden social e individual.
El
arte se manifiesta al servicio de la religión. En la imaginación artística, el
fenómeno más importante que se desarrollo en función de la religión fue la
Tragedia, que de sus simples orígenes en los misterios dionisíacos llegó a ser
un arte representativo de la polis como símbolo de la democracia.
La
Tragedia es la mejor mediadora para enlazar religión y política. Está a medio
camino entre religión y arte, entre lo irracional y lo racional, entre lo
dionisíaco y lo apolíneo.
Los Misterios
Grecia
presentaba una economía basada fundamentalmente en la agricultura, por lo que
la antigua religión divinizó las fuerzas de la naturaleza.
Posteriormente
se realizó el pasaje hacia el culto de los númenes antropomorfos, quienes
recibieron su forma con Homero.
Los
misterios que contienen los secretos concernientes a la vida en el más allá
sólo son revelados a los iniciados. Y son los misterios los que nos abren paso
hacia el Teatro, y es en ellos donde encontramos su primera esencia.
En
los Misterios de Eleusis se
realizaban “representaciones sagradas” del rapto de Perséfone por Hades, pero
sin dudas, para el Teatro, serán de vital importancia los Dionisíacos.
En ellos
se rendía culto a Dioniso, hijo de Zeus y la mortal Sémele. Dios del vino y del
delirio místico, se lo llamó el “nacido dos veces”. Estos misterios consistían
en fiestas campestres en la que los iniciados cazaban, despedazaban y devoraban
un animal que representaba al dios. Este acto guarda relación con otro mito de
Dioniso, el órfico, el de Zagreus, dios que siendo niño es asesinado y devorado
por los Titanes. Lo único que se salvó fue el corazón, del que habría de nacer
el nuevo Dioniso, el futuro sucesor de Zeus.
Los
iniciados se disfrazaban con cuernos y pieles de animales, asimilándose a las
bestias. Por medio de música, danzas, vino, e incluso, utilizando el humo de
ciertas semillas se producía la “orgía mística”.
Aristóteles
propugnó la tesis de que la Tragedia proviene del Ditirambo (himno en honor a
Dioniso) aunque también la deriva del satyrikón (danza de los sátiros).
De
la fiesta agraria y los rituales en ella celebrados nace el Teatro en Grecia.
Ditirambo
El
anhelo de un mayor poder político, y el incremento de la dirección de la vida
religiosa, condujeron a convertir en ostentosos los programas de las Panateneas (fiestas recordatorias del
sinecismo del Ática). Pisístrato les dio el carácter de nacionales. De igual
forma que otros tiranos de Grecia, instituyó el culto a Dioniso con las Grandes Dionisíacas (siglo VI).
Durante
el desarrollo de las Dionisíacas se
entonaba el Ditirambo, que luego tomará el nombre de Tragoidía o “canto del
cabrón” en el momento del sacrificio de una cabra, consagrada al numen.
Originariamente el Ditirambo era un canto épico lírico en el que se oraba al
dios y se exponían y elogiaban sus aventuras.
Arión
de Lesbos ubicó a los machos cabríos cantores en forma de coro de sátiros
ordenados en círculo donde se ofrecía el sacrificio y realizaban los ditirambos
acompañados de pantomimas. Posteriormente el coro se dividió en dos, donde cada
semicoro hacía las veces de contestador. Guiados por un corifeo comenzaron a
dialogar entre ellos. Más tarde, se agregó un hypocrités que respondía con
palabras de Dioniso a los cantos de los coreutas. De esta forma es que el canto
épico lírico empieza a convertirse en teatro. En forma posterior, no sólo se
invoca a Dioniso, sino que aparecen otros héroes o dioses con los que se
encuentra Baco, o cada vez aparece menos ya que basta la presencia de cualquier
héroe y su parlamento. Para entonces nada
queda ya de Dioniso.
En
marzo de 534 se representó la primera tragedia como parte del ritual del culto.
La tradición atribuye la representación al actor Tespis de Icaria. Éste se
presentó como solista frente al coro de los sátiros como un hypocrités[1].
Las Fiestas Teatrales
Leneas
Observaban un carácter local y se celebraban en invierno (a
fines de enero). Se realizaba una procesión, y dos concursos; uno trágico y
otro cómico. El arconte basileus estaba encargado de su organización.
Dionisíacas Rurales
Se celebraban
hacia fines de diciembre en las poblaciones del Ática. No era frecuente que se
dieran representaciones dramáticas debido a la falta de recursos. El alcalde
era responsable de la organización.
Dionisíacas Urbanas o
Grandes Dionisíacas
Era
la más imponente de las fiestas. En ella se realizaba una procesión fastuosa en
la que participaba toda la ciudad. Así mismo se llevaban a cabo los concursos
de coros ditirámbicos y concursos de tragedias y comedias. Las festividades
tenían una duración de 6 días y aparentemente las representaciones dramáticas
ocupaban los tres últimos. La forma de representación era una tetralogía
trágica por la mañana y una o dos comedias por la tarde. Hacia el siglo V la
cantidad de concursantes estaba establecida en 3, aunque el número de piezas
representadas varió con el tiempo. El responsable de la preparación de los
concursos era el arconte epónimo.
Desde
la primera representación de Tespis hasta el primer éxito teatral de Esquilo
existe una diferencia de 60 años. Época del dominio de los tiranos, la
fundación de la democracia ateniense por Clístenes y la intervención de los
combatientes de Maratón en la conformación de la vida pública. La democracia al
igual que la tiranía se valió de la religión popular para vincular a las masas
con el estado.
La
Tragedia es la creación artística más característica de la democracia
ateniense. Su forma exterior es democrática y su contenido aristocrático. Une
el concepto de la areté de los tiempos heroicos (valor, gloria, éxito), con el
nuevo concepto de la diké democrática de Clístenes y de la sophrosyne. La
Tragedia griega era en el sentido más estricto un teatro político.
El
monumento perenne del espíritu ático en el momento de su madurez está
constituido por la escultura de Fidias y la tragedia de Sófocles. Ambos
representaban el arte de los tiempos de Pericles.
El
poeta era considerado como el educador del pueblo, al que había de conducir
hacia un plano superior de humanidad. Ya en la Ilustración, la filosofía
presenta cambios, aparece la revolución espiritual de los sofistas. Surge un
nuevo ideal de cultura, por el que será más importante para la educación,
formar ciudadanos inteligentes, conscientes, juiciosos y persuasivos.
Poetas Trágicos
Esquilo (Eleusis 525; Gela
456).
Escribió
alrededor de 90 obras entre las que se incluyen tragedias y dramas satíricos.
De ellas se conservan 7: Las Suplicantes, Los Persas, Los 7 contra Tebas, Prometeo
Encadenado, y la trilogía de la
Orestíada: Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides.
Esquilo
es el primer gran representante del espíritu ático.
Comenzó
a escribir siendo aun joven, pero interrumpió su trabajo para pelear en
Maratón. Obtuvo su primera victoria en concursos hacia 484 a.C.
Su
obra más antigua conocida es Las
Suplicantes, y la más antigua que ganó el primer premio, Los Persas. El corega de esta obra fue
un joven que contaba entonces con 25 años, Pericles.
En
468 fue vencido por primera vez por el joven Sófocles. Sin embargo al año
siguiente venció nuevamente con Los Siete.
Su última victoria fue la Orestíada
en 458. Posteriormente se trasladó a Sicilia para morir en Gela.
El
pensamiento de Esquilo es precursor de la sofística de la misma manera que el
de Eurípides es su resultado.
El estado
ático es el espacio ideal y no el lugar accidental de sus poemas. Las
experiencias de la libertad y de la victoria son los sólidos vínculos mediante
los cuales, este hijo de los tiempos de la tiranía, une su fe en el derecho.
La
tragedia de Esquilo es la resurrección del hombre heroico dentro del espíritu
de la libertad. Es el camino inmediato y necesario que va de Píndaro a Platón,
de la aristocracia de la sangre a la del espíritu y del conocimiento.
Encontramos
en Esquilo la tragedia de forma acabada, y aparece en ella como un renacimiento
del mito en la nueva concepción del mundo y del hombre ático a partir de Solón;
cuyos problemas morales y religiosos alcanzan en él su más alto grado de
desarrollo.
El
rey Pelasgo de Las Suplicantes es un hombre de estado moderno cuyas
acciones se hayan determinadas por la Asamblea Popular y que apela a ella
cuando lo pide la gravedad y la urgencia de las decisiones. El Zeus del
Prometeo Encadenado es la figura del moderno tirano tal como lo concibe la
época de Harmodio y Aristogitón. Incluso el Agamenón de Esquilo se
conduce de un modo completamente distinto del de Homero, es hijo auténtico de
la época de la religión y la ética délficas constantemente perturbado por el
miedo a incurrir en la hybris. Esquilo se halla penetrado de la concepción
solónica de que la hybris conduce a la ruina. También es solónica la idea de
que no es posible escapar a la Até.
El
proceso de Orestes en el Areópago, de Las Euménides; podría servir como fuente
histórica para el conocimiento del derecho ático relativo a los crímenes de
sangre.
Con
respecto a su forma de composición, Esquilo planteaba las tragedias en forma de
trilogías; aprovechando que los temas tratados en ellas, eran referidos al
cumplimiento del destino en varias generaciones. Así se ve en la Orestíada, y
en los ciclos Tebanos.
Sus
obras tienen como base a los mitos, pero la mano del poeta se muestra en la
constante introducción de Dios y del Destino. Nada de eso se halla en el mito.
Los
Persas constituye un ejemplo único por su falta de contenido mítico. Elabora en
forma de tragedia un suceso histórico que ha vivido. Penetrado de la más
profunda sophrosyne y del conocimiento de los límites humanos da testimonio a
los griegos del espectáculo histórico de la hybris de los persas y de la tisis
divina que aplasta el orgulloso poderío de los enemigos.
Esquilo
no reproduce la realidad tal cual es sino que la glorifica.
Sófocles
(Colono 497;406)
Como
autor de piezas dramáticas recibió 18 veces el premio. La tradición afirma que
en toda su vida escribió 123 dramas, pero sólo se conservan 7 tragedias: Áyax,
Antígona, Edipo Rey, Electra, Filoctetes, Traquinias y Edipo en Colono.
Sus
personajes aprenden a través del dolor, lo que los engrandece.
Entre
las reformas técnicas que realizó, se encuentra la de haber introducido un
tercer actor.
El
desarrollo de la tragedia no va de Esquilo a Sófocles y de éste a Eurípides,
sino que, en cierto modo, Eurípides puede ser considerado como sucesor
inmediato de Esquilo lo mismo que Sófocles.
El
mensaje religioso en Sófocles es inferior que en Esquilo, sin embargo se lo
considera heredero de sus ideas.
Entre
Esquilo y Eurípides, Sófocles es el creador innato de caracteres. Lo humano
como tal se coloca en el centro de la existencia. El arte mediante el cual
Sófocles crea sus personajes se halla inspirado por el ideal de la conducta
humana que fue la creación de la cultura y de la sociedad del tiempo de
Pericles. Sus figuras son ideales, encarnan la más alta areté tal como la
definen los educadores de su tiempo. El nuevo ideal de la areté que se
manifiesta en Sófocles, hace por primera vez consciente la psyché del hombre.
Esta concepción llegará a su más amplio desarrollo con Sócrates.
Sófocles
se dirige al hombre mismo y proclama sus normas en la representación de las
figuras humanas.
Humanizó
la tragedia y la convirtió en modelo de la educación humana. En su tiempo
surgió por primera vez la formación consciente del hombre. Por primera vez
además, surge la mujer con idéntica dignidad a la del hombre.
Así
como Esquilo es para la posteridad el luchador de Maratón y el fiel ciudadano
de su estado, el arte y la anécdota encarnan en Sófocles y en Pericles la suma
de la más alta nobleza de la kalokagathía ática.
La
sophrosyne es para Sófocles el principio del Ser, no en vano repite el coro de sus
tragedias que la falta de medida es la causa de todo mal. El desarrollo de la
sophrosyne como más alto valor de la cultura griega llega a su fin con
Sófocles.
La
trilogía utilizada por su antecesor, es abandonada por Sófocles; ya que el
objetivo de su tragedia no es mostrar la inevitable sujeción al cumplimiento
del destino, que permanece como un trasfondo, sino que lo fundamental es la
imposibilidad de evitar el dolor. Esto se aprecia claramente en Antígona.
Mediante el dolor el hombre se realiza a sí mismo.
Mientras
Esquilo intenta resolver el problema de la até, Sófocles la da por respuesta.
Eurípides (Salamina 480;
Pella 406)
Una
tradición afirma que el día en que Esquilo, de 45 años, regresaba de Salamina
como vencedor, Sófocles de 16, dirigía los coros en la celebración de la
victoria, nacía Eurípides en la misma Salamina.
Se
educó con los sofistas de Atenas. Con él da comienzo el teatro psicológico,
dijo Sófocles: “Yo represento a los hombres como deben ser, Eurípides, tal cual
son”.
Si
Esquilo había representado la tentativa de hybris del héroe trágico que camina
hacia el exceso, y Sófocles había colocado por sobre la voluntad del hombre, la
amenaza del poder devastador de los dioses, Eurípides en cambio desjerarquizó
la función de las disposiciones divinas sustituyéndolas por el poder del azar.
No
innovó en lo referente a la técnica escénica. Conservó los tres actores pero
adicionó un cuarto que generalmente permanecía callado.
Compuso
78 tragedias, de las que se han conservado 17 y un drama satírico: Alcestes, Medea, Los Heráclidas, Hipólito, Andrómaca, Hécuba, Heracles, Las Suplicantes,
Ione, Las Troyanas, Ifigenia en Táuride, Electra, Helena, Las Fenicias, Orestes, Ifigenia en Áulide,
Las Bacantes y el drama satírico El Cíclope.
El
primer premio le fue concedido 5 veces pero su verdadero éxito comenzó después
de muerto para durar siglos.
El
poeta de la Ilustración griega, como se le ha denominado, se halla impregnado
de las ideas y del arte retórico de los sofistas.
La
generación de Pericles no se puede comparar con la fuerza y el ímpetu religioso
de Esquilo. Se sentían más bien sucesores de Temístocles en el cual veían una
figura esencialmente moderna.
La
descomposición de la polis era la apariencia exterior de la íntima
descomposición del hombre.
La
fuerza de la tradición enraizada en las instituciones del estado, del culto y
del derecho; se hallaba por primera vez, ante un impulso que trataba de llevar
la libertad a los individuos de todas las clases por medio de la educación y la
Ilustración.
Con
Tucídides, Sócrates y Eurípides el espíritu racional toma posesión de las
fuerzas educadoras: el estado, la religión, la moral y la poesía.
Por
primera vez en Eurípides aparece como un deber la voluntad de traducir en las
obras la realidad tal como se da en la experiencia.
Las
nuevas formas que contribuyeron a la formación del drama de Eurípides son el
realismo burgués, la retórica y la filosofía.
Esquilo
y Sófocles se hallan todavía impregnados de la antigua religión, pero tratan de
atenuarla dándole al hombre una participación más activa en la elaboración de
su destino; sin modificar el concepto de la até.
En
Eurípides la tragedia de los personajes proviene de un dolor inocente. Esto
procede de una época cuyo punto de vista es el del ser humano.
Se
halla en la línea que, de las críticas de Jenófanes sobre los dioses de Homero
y Hesíodo, conduce a Platón. La paradoja consiste en el hecho de que en ambos
filósofos las críticas conducen a la negación del mito. En Eurípides se mezclan
constantemente con la representación del mito en el drama. Niega la existencia
de los dioses, pero los introduce como fuerzas activas.
Grecia,
que fue escenario del desarrollo de la Tragedia, vio, tras el auge y decadencia
de Atenas; las conquistas de Alejandro; y el Imperio Helenístico, el fin de la
tradición teatral.
Aristófanes
escribió Las Ranas como funeral para
la Tragedia Ática. En esta obra se documentan las tendencias artísticas y
políticas de finales del siglo V, la división interior de la polis en descomposición,
la conciencia de que la tragedia como arte se había convertido en
Historia.
[1] Se afirma que Solón asistió
a la representación y perturbado ante la misma le preguntó al actor como podía
fingir de esa manera tan desvergonzada. Por ello el vocablo hypocrités pasó de
significar “contestador” a “hipócrita”.