¿Hay un sistema normativo para interpretar estéticamente las obras precolombinas? La expresión estética alcanza el estátus de inmanencia del Ser, presenta ante los ojos del que la examina la existencia onto- metafísica de una cultura.
Dos términos pueden delimitar la cuestión de la producción plástica en Andes: el poder y la monumentalidad.
Se presumía que el arte llamado “primitivo” o “prehistórico” surgía de un contexto mágico religioso, es decir, que el arte, era una representación puesta al servicio de la religión. Esther Pasztory en Thinking with things precisa a este arte como social más que religioso, puesto que existe una compleja relación entre el arte y lo sagrado; en consecuencia, propone una mirada estética sobre los objetos precolombinos, considerando lo codificado e implícito de estos conceptos para clasificar artes y civilizaciones.
Estas culturas se forjaron en torno a la magia, la religión y el naturalismo. Si esgrimimos este arte desde una mirada estética occidental, supondremos el progreso de un arte abstracto/geométrico a uno de carácter más naturalista; sin embargo, Pazstory enfatiza que no existe una concreción evolutiva entre abstracción y naturalismo; sino convivencia, coexistencia entre ambos. Tratóse de una elección estilística. Así, este arte pudo devenir abstracto y minimalista si tenemos en cuenta su función en contexto (político, religioso, cultural...).
Cada cultura poseyó cierta autonomía estética que conformó su estilo expresivo, que se hundió en el ser, en el ethos de cada pueblo.
Por ello es que se analizan modos de pensar a partir de la tecnología, puesto que estamos tratando sistemas complejos de pensamiento codificado (por ejemplo, los quipus -redes y líneas que derivan del arte textil-); que proceden de una lógica existente dentro de las obras.
Lo esencial fue concebido por el interés que hubo en el material y en el proceso que lo transformaba, de este modo, se identificó con la sacralización del paisaje.
En Andes, si bien también en Mesoamérica, tiempo y espacio fueron concebidos como un sólo fenómeno, un mismo bloque.
¿Qué grado de unificación económica, social, política e ideológica refleja la rápida difusión de un estilo artístico?, ¿la expansión de un culto religioso?
La dicotomía de Andes muestra que se pasa de un estilo artístico unificado a estilos regionales y se advierten influencias estilísticas de una cultura a otra.
La magnitud de Andes permitió la existencia de culturas de carácter teocrático, imperiales, de poder asimétrico y consolidación de la autoridad; o de legitimación de la autoridad a través de la cohesión; donde no se imponen, sino que se robustecen y asimilan creencias antiguas (tradiciones originarias).
Chavín de Huántar fue un centro de peregrinación, de bisagra de todo el mundo andino, a través de distintas estrategias de afianzamiento del poder político y de coyuntura de los distintos ámbitos de éste.
La producción escultórica y de imágenes de alguna manera fue restrictiva, con dos modos de ser, uno en el exterior y otro diferente en el interior -mediante construcción de galerías y uso de alucinógenos- (que remitía a poderes chamánicos). Por tanto, la circulación dentro de esos recintos sagrados se circunscribía a algunos miembros que experimentaban el objeto plástico de modo diferente, más directo.
Así encontramos vocabularios iconográficos específicos en cada uno de los sitios; con una raíz comun.
Mediante la unión de atributos de ciertas entidades (jaguar, halcón, pez, caracol, cóndor, serpiente) con el hombre, se representaban las fuerzas naturales.
Algunos elementos, o particularidades escultóricas son aisladas de una obra en particular (como las de El Lanzón) y recontextualizados en otras, destinadas a ser vistas por la mayoría de las personas de esa cultura. Esto muestra que existieron muchas estrategias de restricción del acceso a la imagen; junto a ello aparece una complejidad iconográfica (casos obelisco Tello, estela Raimondi), donde no hay una lógica visual pregnante; suponemos que por las mismas cuestiones ya mencionadas de obstaculizar el acceso a la imagen.
Hubo un continuum en Andes (funcional, icónico y simbólico) respecto a arquitectura, escultura y naturaleza. La arquitectura relaciona mitos y cosmogonía, de allí la aparición de conceptos como ushnu (conexión con el antepasado a través del inframundo hallado en una presencia arquitectónica de tipo ctónico) e intervención humana en la naturaleza (urco y uma; hanan y hurin).
Los espacios plásticos son concebidos como relaciones sociales, estructuras gubernamentales donde los conceptos sociales y políticos se espacializan a través de la presencia de hierofanías, de polimorfismo y continuidad. Hay complejos identificados al origen del mundo (huacas), que hacen convivir cercanamente con lo sagrado. Este concepto de ”adoratorio” como exteriorización nouménica vincula el culto ancestral, presente en toda la iconografía andina.
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