Algunos puntos
controvertidos del Libertador San Martín
En este pequeño trabajo, se intentará
en forma muy breve, explicar algunos de los temas controversiales
sanmartinianos, con relación a la ejecución de su plan continental. Por ende
analizaremos que papeles jugaron la logia, que características tuvo la misma,
que influencia tuvo ésta en la independencia. Y finalizando, se intentará
aclarar el pensamiento político del prócer y su evolución en el tiempo.
La Independencia
Si los granaderos a caballo
fueron el brazo armado del plan continental, la independencia fue tal vez su
sustento ideológico. Como se sabe, desde el triunvirato más progresista (1812)
que creó la bandera, el himno, y demás, pasando por el Directorio alvearista,
nadie hasta ese entonces, a pesar del patriotismo de muchos de los
protagonistas de los anteriores gobiernos, se animó sin embargo a declarar
solemnemente la independencia de España. Si bien el triunvirato estuvo en algún
tiempo dominado por los “jacobinos”, claros hostilizadores de los residentes
españoles en Buenos Aires, había un grupo de conservadores que intentaba
moderar la política de estos últimos. Los triunviros no llegaron a madurar
muchas de sus ideas políticas, el gobierno ya había pasado a manos de otros.
Con Posadas y Alvear, observamos una política internacional plagada de intentos
de arreglos diplomáticos con las potencias extranjeras. Tengamos en cuenta que
Napoleón aún no había caído, y Su Majestad Británica (aliada por entonces a
España) recomendaba pedir disculpas y mejorar las relaciones con la Madre
Patria. Luego Napoleón es derrotado, e Inglaterra seguirá siendo aliada de
España a través del Congreso de Viena, aunque más abiertamente demostrará una
política favorable a las colonias insurrectas. Pero también a España le
quedaron las manos libres para poder al menos reconquistar su imperio perdido.
En estas idas y venidas, cuando ni siquiera había un total acuerdo sobre qué
política de gobierno se debía seguir en nuestro país, la Independencia es
solemnemente declarada en 1816. San Martín continuamente escribía al
representante de su provincia, Godoy Cruz, para saber como se estaban dando las
cosas en Tucumán. Presionaba para que las discusiones sobre la adopción de un
gobierno determinado se discutan después. El sólo necesitaba, al menos por el
momento, saber que peleaba para un país soberano, legítimo, contra la ocupación
extranjera. Además, influyó a través de la logia para que se nombrase como
nuevo Director a alguien alejado de las pasiones de su época, a alguien que
pudiera darle un desinteresado apoyo a su plan continental. Y en esta búsqueda
hallaron a Pueyrredón, quien con sus hechos y sacrificios demostró ser la
elección acertada.
Nuevamente sobre la
Independencia, podemos decir que ésta le otorgó un marco de legalidad que le
permitió al Libertador escribirse, entre otros, con el Virrey de Lima, o con
diversas autoridades de la política europea, representando a un gobierno
legítimo. Nuevamente citando a Pérez Amuchástegui, y finalizando con el tema,
podemos afirmar que: “El texto del acta
de Tucumán fue, probablemente, uno de los más significativos triunfos de la
logia Lautaro.”[1]
La Logia
De este tema han surgido
numerosos debates dentro y entre las distintas corrientes historiográficas.
Unos han afirmado que las logias americanas han tenido nada o poco que ver con
la masonería. Otros han pensado lo contrario. Lo que sí podemos asegurar es que
las logias americanas independentistas han sido utilizadas con objetivos
puntuales y que sus fuentes, siempre secretas, no nos han sido reveladas: “el hermético silencio de sus miembros y
el misterio como norma, han constituído los obstáculos insalvables para
verificar el análisis revelador.”[2]
A pesar de esto último, no podemos dejar de negar en las logias su gran influencia
a lo largo de todo el proceso.
El historiador Ricardo
Piccirilli ha estudiado con profundidad este tema en su obra “San Martín y la
política de los Pueblos”. Según este autor, ni el mismo Mitre, liberal y masón,
ha podido esclarecernos en su obra de modo preciso las relaciones entre las
logias, la masonería, y San Martín.
Sin duda, algún tipo de
entendimiento existió entre las logias británicas y las americanas, la
influencia del Precursor Miranda ha quedado marcada dado el carácter del
mismo de primer promotor de la
independencia a través de los ideales liberales y la ayuda británica. La logia
de Caballeros Racionales (como se llamará en un primer momento la base de lo
que después será la logia Lautaro) tuvo su primer movimiento de peso en la remoción
del triunvirato porteño de 1812. En este suceso, ya vemos involucrados a San
Martín y Alvear. Sin embargo, será este último quien lleve las riendas de la
reciente logia porteña, y en un astuto movimiento se desprende de quién creía
que era su rival más peligroso: manda a San Martín a remplazar a Belgrano en el
mando del alicaído ejército norteño. Piccirilli junto a otros autores considera
que las logias americanas no tienen necesariamente porqué ser masónicas. Los
ideales “espirituales” o filosóficos pueden estar emparentados, pero los
objetivos políticos a corto plazo son distintos: es decir, las logias
americanas tienen un objetivo fijo, la independencia americana, las logias
masónicas tienen una función más cultural, difundir las ideas progresivas, liberales
y anticlericales.[3]
En San Martín no vemos nada
de lo último. No se conoce anticlericalismo en él. Por el contrario, bien
alertado por los consejos de Belgrano, aprende a fomentar algunos elementos
religiosos para alentar a sus soldados del norte, teniendo muy en cuenta el
carácter profundamente religioso de estos últimos. Sin embargo, los masones
tenían relaciones con la Logia Lautaro, según Piccirilli[4] y Pasquali[5] las logias masónicas, que
ya estaban establecidas en Buenos Aires antes del arribo de San Martín y
Alvear, servían como “semillero” del cual se extraían los jóvenes más
talentosos para desempeñar algún cargo en la Logia Lautaro. Se garantizaban
ciertos ideales básicos en un joven proveniente de la masonería que podía
servir para los fines independentistas. Es Julián Álvarez quien dirigió esta
suerte de logia “intermedia”, y que dio buenos frutos a la causa americana.
Por nada en el mundo podemos
asistir a las afirmaciones ambiciosas de Sejean de que la logia Lautaro
dependía de su matriz londinense. Por el contrario, las logias se formaban a
granel, y eran completamente autárquicas. Sus fines eran políticos, y no tenían
como meta principal abrirle el comercio a los británicos. Sin embargo, debido a
la influencia de ciertos personajes de gran trascendencia, era natural que
algunas logias cayeran en la influencia de otras, o que algunas logias se
crearan con la función de mero instrumento de otra, pero no podemos afirmar
tanto como que todas dependían de Londres. Justamente, luego de la caída del
alvearismo, es San Martín quien se decide a reorganizar las logias según sus
objetivos. Restablece algunas de las ideas rectoras de 1812, y en conjunto con
Pueyrredón la rebautizan logia Lautaro, en honor al araucano chileno que se
resistió a las fuerzas conquistadoras españolas. Sin embrago, el significado
del nombre hace clara alusión a la misión del plan continental, es decir, se
llama logia Lautaro porque con ese nombre se hace honor al cambio de planes que
promueve ahora sí el paso por Chile.
Luego, en del otro lado de
los Andes, se establece una logia adicta tanto a O´Higgins como al mismo San
Martín, llamada Lautarina. Tendrá constante relación con sus pares de Mendoza y
Buenos Aires.
Desde Santiago, San Martín
busca contactos con Inglaterra con fines de asegurarse un gobierno legitimado
por esa potencia. Incluso pensó en
instaurar algún noble de la casa reinante británica. Estas misiones fueron
llevadas a cabo por Irisarri como representante de Chile, y Valentín Gómez como
representante del Directorio. Sin embargo, a pesar del asentimiento de estas
negociaciones por parte de O´Higgins, se supone que es San Martín quien
promueve todo esto. Piccirilli hace un seguimiento muy interesante del asunto
nutrido de las fuentes que dejó el amigo británico del Libertador, William
Bowles, y llega a la conclusión de que en determinado momento se pierde todo
rastro documental de dichas negociaciones. Nos hubiera gustado conocer qué
sucedió. Sin embargo, la logia no se quedó para nada inactiva. Logró conseguir
instruidos navegantes británicos para que comandasen las naves con destino al
Perú, y consiguió fondos para sustentar dicha expedición. Pero mientras esto
sucedía, en Buenos Aires el Directorio se estaba derrumbando. La logia porteña
incursionaba cada vez más en temas inherentes a su suelo, despreocupándose por
lo que pudiera suceder en tierras tan lejanas como Perú. Los rivadavianos,
autárquicos, no se mostrarán interesados en colaborar con sus países vecinos en
sus respectivas independencias. En definitiva, a ellos nadie los ayudó cuando
tuvieron que combatir contra los realistas de Montevideo y el Alto Perú.
Además, las luchas civiles se comían todos los recursos y las energías de la
gente del litoral, cansados de tener que soportar el peso de guerras tan consecutivas.
San Martín, para poder dirigirse al Perú, tuvo antes que renunciar al mando de
General de las fuerzas argentinas, dicha desobediencia, (más que justificada)
produjo enormes rencores entre los logistas porteños y le prócer. Pero para ese
entonces, el Libertador ya había entrado y liberado Perú de los españoles.
Ideas políticas
En este último punto del
trabajo nos detendremos brevemente en lo que se podría considerar el
pensamiento político del Libertador. Como sabemos, el plan continental fue una
estrategia militar para libertar América, pero ¿después de ese plan qué?.
Teniendo en cuenta que casi siempre son los militares, luego de una conquista,
quienes eligen a los gobernadores del lugar conquistado, es necesario analizar
como actúa nuestro prócer en estas circunstancias.
Sus ideas políticas: Algunos
historiadores pretendieron equivocadamente ver en San Martín a un legitimador
ilustre del régimen rosista. Es verdad que San Martín, con el tiempo, se fue
dando cuenta que solo una mano fuerte podía mantener el orden en los pueblos
revoltosos de América. Es verdad que le otorgó a Rosas su sable, y que en algún
momento de su exilio tributó elogios por su gobierno. Sin embargo, la entrega
del sable fue más bien simbólica, y lo que quiso premiar San Martín en Rosas
fue solamente su faceta de defensor de la soberanía Argentina. Por otro lado,
el Libertador no veía con buenos ojos un gobierno sustentado por la violencia,
de hecho, nunca volvió a la Argentina a vivir como a él le hubiera gustado, por
la situación de inseguridad que se respiraba.
En parte, puede parecer una
contradicción reconocer que solo un gobierno fuerte puede dirigir la política
americana, y ser a su vez un pacifista. El mismo San Martín reconoce que de
haberse comportado con mayor rigor cuando fue Protector del Perú, las cosas
hubieran resultado de otra manera. Acepta que la mano dura es necesaria, pero
no quiere ser él quien deba ejercerla. Es muy sencillo, su misión fue la de
Libertar los países americanos, y no la de gobernarlos. Él conocía sus
limitaciones, era un militar y no un político.
Rechazó el gobierno en
Chile, cediéndoselo al nativo O´Higgins. Acepto a regañadientes (y porque no
quedaba otra opción) el Protectorado del Perú, siempre aclarando que dejaría el
cargo en cuanto una constitución y ciertas reformas garantizasen la estabilidad
del país. Como ya dijimos, fue un militar pacifista y esto sí que no es
contradictorio, porque lo demostró en sus actos. Intentaba dialogar siempre con
el enemigo para llegar a un acuerdo (correspondencia entre San Martín y La
Serna, López, Artigas, agentes españoles, etc.). Intentó minimizar las
batallas, optando por la guerra de recursos para tomar Lima, ciudad que
conquistó sin una gota de sangre.
Fue amigo de la legalidad, y
salvo algunas situaciones de excepción (como el renunciamiento, o el golpe de
1812) siempre respetó las órdenes y las autoridades establecidas. En cuanto a
sistema de gobierno: él mismo era un liberal ilustrado, en su biblioteca se
encontraron la obra de los pensadores franceses más progresistas del siglo de
las luces. Se decía amante del sistema republicano. Durante los años de la
independencia, coincidió con los pensadores de su patria, sin tener bien en
claro la forma, la instauración de una monarquía parlamentaria “a la inglesa”.
Los diferentes planes, como el de Belgrano, las diferentes negociaciones y
coqueteos con nobles de las cortes europeas no dieron resultados. En Europa la
Gran Revolución había llegado a su fin, el absolutismo y la monarquía eran
nuevamente las ideas rectoras. No se podía pretender la neutralidad de las
potencias absolutistas instaurando un gobierno democrático, tal como querían
los “jacobinos rioplatenses”. Sin embargo, las aguas se enfriaron, y nada de
esto se llevo a la práctica. Ni siquiera la democracia, ya que las guerras
civiles lo consumieron todo. Y durante los años 1816-32 en Argentina se dio un
gobierno federal de hecho, cada provincia se vio concentrada en sus propios
problemas.
San Martín también negoció a
través de sus representantes para poner un infante de cada reino importante en
cada país independizado. El objetivo fue buscar un equilibrio de poder para que
ninguna potencia pudiera adquirir “un monopolio” de influencia en
Hispanoamérica. Tampoco este proyecto prosperó. Y cuando los vientos comenzaron
a cambiar (desde 1822) se vio en San Martín a un odioso sostenedor del orden
monárquico, y fue blanco de injurias. El desprestigio en que se vio envuelto le
dio sobrados motivos para su exilio. Y desde Bélgica primero y Francia después, nos fue mostrando
el Libertador una notable madurez en su pensamiento político. Desde allí,
aunque ya lo había sostenido antes, en sus cartas criticó al sistema federal.
Aunque en algunas cosas se sentía más cerca del pensamiento unitario, no fue de
ninguna forma unitario, tan solo recordar la figura de Rivadavia le hacía
desmerecer lo bueno de este partido. Además, los unitarios no eran monárquicos.
Y paradójicamente, mientras en algún momento mostró simpatías por Rosas, nunca
compartió las ideas de un gobierno federal, al menos no en nuestras tierras.
Según él, nuestros “paisanitos” carecían de madurez en su pensamiento político
para poder elegir sus representantes. El federalismo llevaría a la anarquía y
terminaría enconizando a un tirano, y su predicción se cumplió a la perfección.
Sostuvo que ni Franklin ni Washington podrían haber llevado a buen puerto el
gobierno de los hispanoamericanos, ya que las buenas intenciones y las ideas
políticas correctas no son aplicables en cualquier lugar y en cualquier
momento. La “libertad” según la entendían los ideólogos de la Revolución
francesa podría servir en un gobierno como el norteamericano, pero nunca en su
suelo natal, ya que creía que era lo mismo que darle -“navajas a los monos”
(palabras de San Martín). En este
sentido, su pensamiento siempre fue coherente, y con el tiempo, su antiguo
republicanismo se fue tornando en aprecio a un orden un poco más conservador.
Amaba el orden, pero no a través de la despiadada violencia, sino a través de
la aplicación correcta de la ley. Quería orden para asegurar la paz, el
comercio, y el bienestar de los correctos ciudadanos. Odió el caudillismo
levantisco, y siempre buscó instaurar gobiernos legales. Sin embargo, durante
los años 1824-1848 se interpretaron muy mal las ideas del Libertador, y muy
poco antes de la muerte, los pensamientos en torno a su persona maduraron
nuevamente, y fueron proclives a otorgarle los méritos que tan noble persona
merecía.
Ignacio Zubizarreta
5* de Historia
Fragmento del Trabajo del
Seminario II de Hist. Argentina: “El Plan Continental de San Martín” (en sus
aspectos teóricos)
[2] Piccirilli,
Ricardo., San Martín y la política de los Pueblos, Buenos Aires,
Ediciones Gure S.R.L., 1957, p. 124.
[3] Piccirilli,
Ricardo., San Martín y la política de los Pueblos: op. cit.,
pp.125-130.
[4] Piccirilli,
Ricardo., San Martín y la política de los Pueblos: op. cit., p. 125.
[5]Pasquali, Patricia., San Martín, La fuerza de la misión y la
soledad de la gloria: op. cit., pp.
128-131
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