Algunas consideraciones reflexivas




"Seguramente que entre la música y el color no hay nada más en común que el hecho de que ambos siguen el mismo camino. Siete notas con ligeras modificaciones son suficientes para crear sabe Dios qué universo. ¿Debería ser diferente en las artes plásticas?".
Henri Matisse



20 de abril de 2011

Luoise Bourgeois: El Retorno de lo Reprimido

La Familia -2008-



Hablar de Louise Bourgeois es sinónimo de complejidad. Aquél que conoce un poco su historia, sabrá a lo que me refiero. El que no la conoce y desea hacerlo, pues, paciencia.

Como la mayoría de los artistas, esta parisina encontró en su vida personal un gran impulso para su trabajo: la relación con su madre –a quien considera protectora-, la turbulenta relación con su padre –marcada por un enorme Complejo de Edipo que parece nunca terminar-, la forma en que los recuerdos y la memoria la afectan, sus miedos y deseos, su manera de ver la realidad y el pasado.
Podemos decir que nada se le escapa a Louise, todo está –de una manera u otra- expresado en su trabajo.

Su asistente personal, Jerry Gorovoy –quien fuera el modelo vivo para su Arco de la Histeria’-, la calificó de ‘adicta al trabajo’, algo que se volvió incluso más marcado con sus problemas para dormir: podía pasar dos o tres días sin cerrar los ojos, trabajar sin cesar y luego dormir un día entero, obteniendo grandiosos resultados.
Algunos de ellos pueden verse hoy en la Fundación PROA, en La Boca.

Esta no es una exposición convencional y, sin embargo, atrajo a miles de personas, cuyo número sigue creciendo. ¿Qué es lo que tiene Bourgeois que llama tanto la atención?
Por empezar, una araña de acero –la ‘Maman’-, de 9 por 10 metros, anclada en la puerta del PROA, frente al Riachuelo, invita a ver qué es lo que esta mujer tiene para decir.
Una vez allí, es inevitable no seguir: la curiosidad es grande, pero –al mismo tiempo- la complejidad del caso pone un freno.

No desesperéis: las paredes de la Fundación hablan. Literalmente. Guían el ojo del espectador para que vea lo que la autora quería que fuese visto. Sin estas palabras la situación se volvería complicada.
La relación de las obras con su vida personal y el enfoque evidentemente freudiano que les da, es atrayente, pero muy controversial: hay quienes salen encantados ante tal reto intelectual, ante la falta de ‘normalidad’ en su trabajo; y hay quienes cierran la puerta frontal del PROA diciendo que ha sido una pérdida de tiempo y que su obra no entra en los cánones que actualmente establecen qué es el arte.

Lo interesante de todo esto es cómo el trabajo de Louise se convirtió en su válvula de escape. Y eso es palpable estableciendo las relaciones correctas: la expresión de sus miedos más íntimos, la forma de contar a los espectadores cómo se fue superando personalmente. Por momentos, esto está implícito; por momentos explícito: hay cuadros que –manuscritos o no- nos indican qué es lo que quiere decir.

La estrecha relación entre la vida de Louise Bourgeois y su trabajo dejan, inevitablemente, una moraleja: existe la posibilidad de salir adelante, con ayuda del Arte.



Consciente e inconsciente -2008-