Algunas consideraciones reflexivas




"Seguramente que entre la música y el color no hay nada más en común que el hecho de que ambos siguen el mismo camino. Siete notas con ligeras modificaciones son suficientes para crear sabe Dios qué universo. ¿Debería ser diferente en las artes plásticas?".
Henri Matisse



30 de octubre de 2013

CONFIANZA. Pedro Salinas.
Mientras haya
alguna ventana abierta,
ojos que vuelven del sueño,
otra mañana que empieza.

Mar con olas trajineras
—mientras haya—
trajinantes de alegrías,
llevándolas y trayéndolas.

Lino para la hilandera,
árboles que se aventuren,
—mientras haya—
y viento para la vela.

Jazmín, clavel, azucena,
donde están, y donde no
en los nombres que los mientan.

Mientras haya
sombras que la sombra niegan,
pruebas de luz, de que es luz
todo el mundo, menos ellas.

Agua como se la quiera
—mientras haya—
voluble por el arroyo,
fidelísima en la alberca.

Tanta fronda en la sauceda,
tanto pájaro en las ramas
—mientras haya—
tanto canto en la oropéndola.

Un mediodía que acepta
serenamente su sino
que la tarde le revela.

Mientras haya
quien entienda la hoja seca,
falsa elegía, preludio
distante a la primavera.

Colores que a sus ausencias
—mientras haya—
siguiendo a la luz se marchan
y siguiéndola regresan.

Diosas que pasan ligeras
pero se dejan un alma
—mientras haya—
señalada con sus huellas.

Memoria que le convenza
a esta tarde que se muere
de que nunca estará muerta.

Mientras haya
trasluces en la tiniebla,
claridades en secreto,
noches que lo son apenas.

Susurros de estrella a estrella
—mientras haya—
Casiopea que pregunta
y Cisne que la contesta.

Tantas palabras que esperan,
invenciones, clareando
—mientras haya—
amanecer de poema.

Mientras haya
lo que hubo ayer, lo que hay hoy,
lo que venga.


SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR- Luis Cernuda.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
Como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
Para saludar la verdad erguida en medio,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
La verdad de sí mismo,
Que no se llama gloria, fortuna o ambición,
Sino amor o deseo,
Yo sería aquel que imaginaba;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
Proclama ante los hombres
la verdad ignorada, la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
Por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
Como leños perdidos que el mar anega o levanta
Libremente, con la libertad del amor,
La única libertad que me exalta,
La única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
Si me muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

12 de octubre de 2013

Parte del legado dadá ha sido un recelo hacia la belleza, como mínimo en arte. Cuando la belleza no era directamente objeto de aborrecimiento, se daba al menos una actitud derivada: el arte, antes repulsivo que bello. La búsqueda de la belleza en clave de aspecto personal en cambio, da pie a una importante industria.
Cuando Kant oponía la belleza a la repugnancia en su texto temprano "Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y de lo sublime", estaba pensando que la última cosa que querría una mujer que aspirase a ser considerada hermosa es que la considerasen repulsiva. Tal vez esto parezca alejado de la filosofía del arte, pero en muchas culturas el término "estética" se emplea para el género de atenciones dispensadas en lo que el inglés americano denomina "beauty shops". Lo que nos interesa saber es si tratamos con diferentes conceptos de belleza o hay aquí una mayor unidad de lo que a primera vista parece.
En la filosofía del siglo XVIII, los tres reinos estaban conectados, por eso Kant pudo tratarlos como uno solo. Al entenderse que la pintura era mimética, se entendía que los bellos cuadros eran cuadros de escenas bellas y personas bellas. Por norma, las personas de gusto ansiaban rodearse de objetos bellos. Por marginal que haya sido el embellecimiento, fue el concepto central en la estética filosófica kantiana, que no veía ninguna razón para dispensar un análisis distinto a la belleza natural y a la artística. Lo que se busca es cómo abordar la cuestión de la belleza en arte, tras haberse visto injuriada por la Vanguardia Intratable.
Jasón – Déjame enterrar a estos muertos y llorarlos.
Medea – Eso no, pues yo deseo enterrarlos con mi propia mano, llevándolos al santuario de Hera, diosa Acrea, para que ninguno de mis enemigos los ultraje saqueando sus tumbas. Y en esta tierra de Corinto, instituiremos, de ahora en adelante, una solemne fiesta y ritos expiatorios de este impío crimen. Yo me voy a la tierra de Erecteo a vivir en compañía de Egeo, hijo de Pandión. Tú, como es natural, morirás de mala manera, golpeado en tu cabeza por un despojo de la Argo, viendo así el amargo final de tu boda conmigo.
Jasón - ¡Ojalá te destruya la Erinis de tus hijos y la Justicia vengadora!
Medea - ¿Qué dios o divinidad te va a escuchar, perjuro y engañador de tus huéspedes?
Jasón - ¡Ay, ay, infame infanticida!
Medea – Entra en casa y entierra a tu esposa.
Jasón – Entro, privado de mis dos hijos.
Medea – Aun no es nada tu llanto; aguarda a la vejez.
Jasón - ¡Oh hijos queridísimos!
Medea – Para su madre, para tí no.
Jasón - ¿Y por ello los mataste?
Medea - Para causarte dolor