Algunas consideraciones reflexivas




"Seguramente que entre la música y el color no hay nada más en común que el hecho de que ambos siguen el mismo camino. Siete notas con ligeras modificaciones son suficientes para crear sabe Dios qué universo. ¿Debería ser diferente en las artes plásticas?".
Henri Matisse



6 de marzo de 2019

Producción y uso de cerámica en la economía Inca


LOS INCAS

El imperio inca surgió de una pequeña jefatura local que realizaba incursiones sobre sus vecinos, pero sin ganar territorio.
Tres clases componían la sociedad:
-          clero
-          nobleza
-          estado llano
Existieron en el imperio doce soberanos.
Alrededor del año 1410 d.C. el emperador semimítico Viracocha, comenzó a realizar alianzas con diferentes grupos. En 1438 su hijo, Yupanqui, derrotó a un estado rival, el Chanca. Habiendo reforzado su dominio sobre el Cuzco, envió sus ejércitos a la cuenca del lago Titicaca, donde derrotaron a las fuerzas de los reinos Colla y Lupaca. Hacia 1463, el hijo de Yupanqui, Topa, se enfrentó al grupo Chimú, marchando a través de la sierra de Quito, y atacó al imperio costero desde el norte. Con esta derrota, los incas eliminaron a su último rival serio. Desde ahora, controlaban los dos centros históricos de la civilización andina. Topa fue emperador desde el 1471, y quiso ampliar su dominio. Aplacó una revuelta en la región de Titicaca, envió tropas a través de Bolivia hacia el norte de Argentina y atravesó el norte de Chile, hasta el río Maule. Allí el ejército fue frenado por las tribus araucanas, por lo que no pudo avanzar más. El sucesor de Topa, Huayna Capac, conquistó territorios de la región del alto Amazonas y el Ecuador, donde construyó una segunda capital en Quito. Así, en 1525, el imperio comprendía desde el norte del Ecuador al centro-sur de Chile, una distancia de más de 4.000 km.
El imperio fue llamado Tawantinsuyo, “la tierra de las Cuatro Regiones”. Cada una constituía una gran provincia: Antisuyo, Collasuyo, Chinchaysuyo y Contisuyo. Esta partición se atribuye al grupo aymará. Cada uno de los “suyos” estaba gobernado por un cápac elegido entre los parientes inmediatos del Inca. Los cuatro cápac formaban el Consejo Supremo del Inca.
Los incas organizaron un sistema de posta ultra-rápido, mediante el uso de chasquis.
En lo concerniente a la escala local, la población estaba repartida en muchas “tribus” que comprendían por separado muchos clanes o ayllu. Cada uno constituía una unidad económica y religiosa y estaba regido por un curaca.
 En la cima del orden político estaba el emperador, o Inca Sapa, a quien se creía descendiente de Inti, el dios sol. Al principio, era sólo el jefe de una familia, o de un clan que había adquirido preeminencia dentro de una tribu.
Simultáneamente era jefe civil, religioso y militar. Su esposa oficial era obligatoriamente su hermana.
Las tensiones internas causaron la disolución del imperio, tras la muerte de Huayna Capac. Uno de sus hijos, Huáscar, se proclamó inca Sapa en Cuzco; pero un hermano, Atahualpa, también reclamó el trono. Los nobles apoyaron a Atahualpa, y también los súbditos descontentos de Huáscar. Los ejércitos de Atahualpa derrotaron a los de Huáscar, luego de una larga guerra civil; pero, en 1532, cuando Atahualpa regresaba victorioso al Cuzco,  se le informó que un pequeño ejército hispano había desembarcado en la costa.
La pequeña fuerza de Pizarro de 168 hombres, conquistó un imperio de seis millones de personas.
En la plaza de Cajamarca, Pizarro tomó prisionero a Atahualpa, para luego estrangularlo.
Los españoles tomaron el control de la burocracia nativa, usándola para sus propios fines y poniendo un “títere” como inca Sapa, Manco Capac. Éste organizó una rebelión en 1536, pero fue vencido y los españoles consolidaron la conquista del imperio.



Contextos de alfarería:

 “Aunque lo esencial de su economía podía haber sido la extracción, la política estatal incluyó una mezcla de coerción, remuneración, conformación y persuasión.”
La formación de esta economía requirió:
1.    “cambios en el acceso a los recursos
2.    cambios en la organización de la producción: dependencia y especialización,
3.    cambios en el lugar de producción,
4.    creación de nuevas líneas de acceso a los productos,
5.    cambios en las fuentes de aprovisionamiento y
6.    cambios en el contexto de consumo.”

“Se pueden distinguir varios tipos de poblaciones de consumo o demanda que se relacionan con producción de cerámicas (...)”.
La economía inca organiza y controla a los artesanos como sus propios obreros.
Las comunidades de alfareros estaban integrados dentro de los mitmaqkuna. En principio, la cerámica fue distribuida por redes políticas, y no por trueque y el estado procuraba la materia prima. “Se puede pensar en una serie de relaciones existentes entre el imperio y los individuos, partiendo de un bajo control/baja inversión hasta un alto control/alta inversión”.
Existen tres posibilidades:
1.            El Estado pudo haber exigido una entrega directa de los productos por parte de los artesanos, sin regular el tipo y calidad del estilo;
2.            Podría haber controlado la materia prima, entregándola y exigiendo los productos, como se hacía con parte de los textiles.
3.            Una tercera es la de haber establecido un sistema de producción estatal, controlando todos los aspectos de la producción. “Este sistema podía haber proveído el mayor control y el mejor producto, pero al mayor costo administrativo”.
“La distribución de cerámica del estilo cuzqueño parece haber estado restringido a regiones limitadas”. Esta idea está sostenida en la evidencia de  variaciones estilísticas de la cerámica a través del imperio.
“Podemos distinguir la cerámica inca de distintas regiones (...) a través del análisis de sus composiciones químicas y petrográficas”.
La mayoría de la cerámica fue producida para consumo regional.


“La movilización de tan gigantesca masa de recursos humanos, (...), se constituyó en operadores que pudieran desplazarse con habilidad (...), y es evidente que el establecimiento de enclaves de artesanos deberá ser analizado desde una óptica esencialmente dinámica”.
La incorporación de mitmaqkuna mostrará diferentes matices:
a)   “conquista por la fuerza o incorporación negociada (...) e
b)   interés del Estado por apropiarse de determinados recursos, entre ellos la capacidad y habilidad de los artesanos o especialistas”.

La producción artesanal se dedicaba al Inca.
“Hay evidencias documentales de que los mitmaqkuna fueron instalados según el oficio, en conjuntos (...) conformando verdaderos pueblos que continuaron siendo utilizados en tiempos coloniales”.
Tipos cerámicos del N.O. argentino:


I.             Inka Imperial
II.           Inka Provincial
III.         Inka Mixto
IV.          Fase Inka


Caso N° 2: Producción y Uso de Cerámica en el N.O. Argentina

“(...), el N.O. fue sometido a un control administrativo organizado en el Cuzco”.
Los centros administrativos a tratarse son Potrero-Chaquiago e Ingenio del Arenal Médanos, que se encuentran en el Bolsón de Andalgalá y en el sur del valle de Santa María respectivamente y formaban parte del territorio ocupado por etnias Diaguitas.
“Los Juríes, (intermediarios entre las sociedades propiamente chaqueñas y los Diaguitas) entablaron una relación de vasallaje y según Cieza de León [(citado por las autoras)] quedaron obligados a servir en las fortalezas de la frontera oriental, (...) a cambio de la concesión de tierras y bienes”. La región pudo haber sido considerada como una frontera, y las prestaciones de los Juríes pudieron ir ampliándose, debiendo enviar mitmaqkuna a los establecimientos para controlar a los Diaguitas rebeldes y reemplazarlos con mano de obra al servicio del Estado.
“Las evidencias arqueológicas de la ocupación inca pueden encontrarse en gran variedad de asentamientos. Éstos contienen elementos arquitectónicos esenciales de sitios incas: plataformas piramidales en grandes plazas centrales, kanchas (compuestos residenciales), kallankas (grandes edificios en forma de cuarteles), y qollqa (almacenes).
La organización de la producción se desarrolló implementando centros especializados. El Estado concentró especialistas en lugares clave según la disponibilidad de materias. “Las regiones con condiciones climáticas óptimas para la producción de cerámica (...) permitieron su elaboración durante todo el año. Contamos con buenos ejemplos en los Andes centrales: Ayacucho, Cajamarca, Callejón de Huaylas, y la cuenca media del Marañón. Ahora, ¿estos requisitos fueron determinantes en la ubicación de centros de producción en el área valliserrana central? Creemos que sí, porque las regiones de Santa María, Hualfín, Andalgá (Catamarca) y los –barreales- en La Rioja, reúnen las condiciones climáticas favorables para la instalación de centros cerámicos, donde, además, se encuentran antiguas tradiciones cerámicas de alto nivel tecnológico”.

CONCLUSIONES

La mayoría de los análisis de producción alfarera han hecho hincapié en la manufactura de cerámica fina  de estilo cuzqueño, la que constituye la mejor evidencia de presencia imperial en muchos sitios a través de los Andes. El Estado estableció varios tipos de relaciones con los olleros, intensificó la producción en las comunidades alfareras tradicionales, y creó comunidades de artesanos especializados trasladándolos a nuevos lugares.
Desde el punto de vista de organización, la opción más simple debe haber sido la de exigir la entrega directa de vasijas como tributo.
“El método básico del Estado fue el de enajenar los recursos y de instalar gente para asegurar su producción, sin extraerla de los pertenecientes a las poblaciones sujetas”.
Es probable que las consideraciones políticas hayan determinado en gran proporción los usos de la alfarería. Tomando en cuenta las relaciones estrechas entre el estilo del Cuzco y el status, es probable que el control de la mano de obra, de la materia prima, y de las piezas terminadas haya sido clave en la transición a un sistema de producción controlada en las comunidades artesanales.-

BIBLIOGRAFÍA:

D’ALTROY, Terence; LORANDI, Ana María; WILLIAMS, Verónica: Producción y                                    uso de cerámica en la economía política inca. En: Arqueología. Revista de la sección Prehistoria. Instituto de ciencias antropológicas. Facultad de Filosofía y Letras. UNIVERSIDAD de BUENOS AIRES. Buenos Aires, 1991. Volumen 4.

FIEDEL, Stuart: Prehistoria de América. Crítica, Barcelona, 1996.

LEHMANN, Henri: Las culturas precolombinas. EuDeBa, Buenos Aires, 2ª ed. 1996.

















































































































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